Las agresiones sexuales en
fiestas como los Sanfermines, siempre han existido, pero actualmente están en
el centro del huracán. Es importantísimo visibilizar esta realidad y hacer
partícipes a la población de la situación de vulneración que muchas mujeres
viven día a día, y más en contextos como el mencionado, pero no a cualquier
precio. Escuchamos declaraciones de mujeres que afirman sentirse desprotegidas
o haber sido víctimas de algún tipo de agresión sexual, y vemos como año tras
año crecen el número de denuncias por este tipo de atropellos. A pesar de ello,
las imágenes que nos muestran los telediarios parecen no ir en sintonía con lo
expuesto. Hoy hablaba con un amigo sobre este hecho. Él me exponía que sentía
vergüenza por las manadas de hombres que manoseaban a las chicas, pero tampoco
exculpaba a las mujeres de las imágenes, pues sus expresiones eran de felicidad
y parecían consentir lo que estaba ocurriendo.
Tras la conversación, me he
quedado pensando y creo que una vez más, los medios de comunicación no han
estado a la altura. No están preparados para abarcar noticias tan delicadas
como las agresiones sexuales. Volvemos a errar en el foco, colocando a la
víctima en el lugar central, relegando a un segundo término a los agresores. Tras
ser receptores pasivos de esta noticia a través de la televisión, en lugar de
plantearnos qué hacemos mal en la educación de nuestros hijos varones para que
actúen de esta manera tan primitiva y carente de valores, nos centramos en
ellas, en las mujeres. Entramos a valorar si disfrutan o no, si consienten o
no, si están drogadas o si están ebrias. Criticamos sus gestos, sus expresiones
y, aún peor, generalizamos su comportamiento con el del resto de mujeres que
acuden a estos actos. Todo esto es el fruto de un ejercicio mediocre de la tan
honrosa profesión del periodismo. Los medios de comunicación orquestan una
noticia, que no sobrepasa el minuto, minuto y medio, donde las declaraciones se
funden con imágenes a la velocidad de la luz. Todo pasa rápido, no te da tiempo
a analizar la fotografía, a recepcionar y cuestionar lo que estás recibiendo.
La voz en off y las declaraciones te hablan de agresiones sexuales, pero ¿qué
ven tus ojos? Ven a las protagonistas de las instantáneas sonrientes y felices,
sus caras son fácilmente reconocibles. Frente a esto, en un segundo plano se
encuentran los agresores de los que únicamente vemos sus manos ¿No os resulta
irónico que sean los autores de estos abusos lo que vean protegida su identidad?
Gracias a este tipo de tratamiento, no serán a ellos a los que puedan reconocer
en sus casas y recriminarle su nauseabundo comportamiento.
Pero
vamos más allá. En la noticia también hablan del consumo de drogas. Afirman que
aparece como telón de fondo en estas desagradables situaciones con muchísima
frecuencia. ¿Le coge a alguien por sorpresa que el consumo de drogas provocan
un cambio en tu estado de ánimo y en tu comportamiento? Y si esto no es nada
nuevo, por qué nunca se ha buscado a estas chicas que son manoseadas, una vez
terminada la fiesta, para preguntarles cómo se sienten. Quizás sería
interesante conocer por su propia boca si fue consentido, si no lo fue, si lo
repetirían o si nunca más piensan volver a esta fiesta. La respuesta es fácil,
porque eso realmente no les importa. Tienen la imagen y eso conlleva hacer
caja, para la industria de la información es suficiente.
Finalmente, me gustaría que nos
planteásemos también, cuántas de las chicas que salen en las fotografías son
las que finalmente van a interponer una denuncia por abuso sexual. Porque si
estas chicas no son las que en último término se sienten acosadas y vejadas, acudiendo
así a la policía, las imágenes utilizadas para ilustrar la noticia vuelven a
ser carnaza de fácil difusión, pero totalmente descontextualizadas y
desvirtuadas. Y si esto es así, es una falta absoluta de respeto hacia las
víctimas de acoso sexual durante este tipo de festejos.
Sacar a la superficie temas tan
delicados como las agresiones sexuales es más que importante, es de prioritaria
necesidad. Pero, como decía arriba, no a cualquier precio. No tirando por la
tierra el trabajo que día a día hacen miles y miles de mujeres por construir una
sociedad más justa e igualitaria. No banalizando este gravísimo problema que
cambia la vida de muchas chicas. Debemos adquirir conciencia y poner el foco
donde realmente es necesario, en el problema. Dejemos de hablar de cómo crece
el número de niñas maltratadas y hablemos del aumento de menores maltratadores.
No expongamos más a las chicas que sufren acaso, y mostremos la verdadera cara
de los acosadores. Porque mañana podría ser tu hija, hermana, amiga, pareja,
vecina. Porque mañana podrías ser tú.
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