sábado, 11 de septiembre de 2010

EL GRAN SALTO

Ha pasado mucho tiempo desde que escribí mi primera y única entrada en el blog, no es que no haya escrito desde entonces, sino que todo lo que escribía me parecía demasiado personal como para subirlo a un sitio donde no lo puede leer nadie, o lo pueden leer muchísimas personas...

Mi vida ha cambiado mucho en estos dos meses y no es que le tema a los cambios, algunos son para bien pero me cuesta aceptarlo o reconocerlo...
Aunque sólo tenga 22 años, tenía mis ideas más o menos claras a corto plazo, sabía que quería hacer, sabía con quién lo quería hacer y donde lo quería hacer, pero de la noche a la mañana todo se derrumba. Y repito, no tengo miedo a los cambios, simplemente me da vértigo el pensar que todo ese esquema tan bien preparado y detallado que tenía previsto se me ha roto.
Me paro un segundo y pienso en todos esos consejos que la gente te da, siempre desde fuera y muy superficiales, porque tus amigos de verdad te conocen y saben que en ese momento deben escucharte y no soltar palabrería barata que han leído en agendas que tenían guardadas desde los 12 años.
El caso es que aún así intento autoconvencerme de que todo me va a ir bien. Ya soy periodista, he conseguido lo que me proponía, voy camino de empezar mi segunda carrera y convertirme en una buena corresponsal ¿Cómo puedo dejar que mi felicidad dependa de una persona? y la pena no es esa, no es dejar mi felicidad en manos de otra persona, sino ¿cómo puedo hacer esto yo?? Yo que tan independiente, fuerte y dura me creía.
El problema lo tenía yo.
Me veía en mi cuarto, sentada, sin tener ya ni la capacidad de llorar porque no podía, no estaba triste, estaba perdida, me daba miedo pensar que todo mi proyecto, por el que había luchado, se había ido a la basura, no podía creer que tantas cosas vividas quedasen en nada.
No era la primera vez que me pasaba, pero me dolía tanto o más que las anteriores, quizás porque en el fondo sabía que era última, que tenía que ser la última.
La música que antes simplemente cantaba y bailaba, ahora se aliaba en mi contra, todas las canciones de cualquier estilo, viniesen de la emisora que viniesen contaban mi historia.
No me apetecía escuchar lo bien que estaba la gente, lo divertida que era la vida o lo que me perdía por quedarme en casa. Sólo necesitaba tiempo.

Pero nunca llueve eternamente y aunque en un primer momento no quieres darte cuenta o no puedes, las cosas cambiaron. Estoy haciendo prácticas en una televisión comarcal que me ayudó mucho a no pensar en nada ni en nadie, sólo tenía que centrarme en hacer bien mi trabajo e intentar aprender lo máximo.
Conocí a mucha gente, gente que mereció y merece la pena.
También he aprendido a valorar lo que tengo, a mis amigas, no a mis conocidas, a mis amigas por las que daría todo y sé que ellas por mi también y por supuesto a mi familia.

He conseguido encauzar mi destino, mi futuro y ahora sólo depende mí y lo mejor es que ahora es de verdad. Ahora todo depende de mi...